Gabriel Angel - Prologo

¿Qué tan humano se puede ser sin poder amar a nadie? de ninguna manera, de ninguna forma, no poder enamorarte, ni ver a alguien como un hermano, no poder si quiera amar a un hijo, ¿qué tan humano te haría el solo poder albergar odio en tu corazón? pero que al repudiar dicha emoción decidas simplemente drenarlo todo hasta ya no sentir nada, entonces ¿dónde te deja eso? ¿En qué te conviertes cuando ya no puedes tener sentimiento alguno?
¿Qué pasaría si eres tú mismo quien decide renunciar a todo eso? ¿Si estando consiente de una terrible realidad decides que es mejor no amar a nadie y romperles el corazón antes de llorar una muerte más? ¿Qué elegirías? ¿Ser egoísta y amar aun arriesgándote a perder y saber que es tu culpa el destino de la persona a la cual amaste? o ¿decidir no amar solamente para mantener a esa persona a salvo de ti mismo y tu destino, del destino que podría correr estando contigo?
¿Qué decisión se puede tomar cuando te estás ahogando en un mar de emociones que tienes prohibido sentir?

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Mi Ángel de la Guarda - Capitulo V

Había algo que me inquietaba y molestaba, aun en esa etapa, seguía sin poder leer mis historias en la revista y eso me irritaba por lo que cuando fui a publicar una nueva historia, ya había perdido la cuenta de cuál era, hable con el director de la revista y le pedí que intentara adaptar una de las historias al braille para que así más personas pudieran leerlas, me costó un poco convencerlo pero a la final lo logre después de unos meses, la primera prueba fue un verdadero éxito y la revista tuvo casi un veinte por ciento más de ventas, el director me felicito por mi idea y me pidió que me uniera a su grupo para que ayudara con la emisión en braille, después de allí el resto de la revista también fue adaptada al braille y ganaron mucha más popularidad y yo algo más de ingresos, por lo que mis ahorros crecieron más. Otra cosa que me había molestado y no podía resolver era que no encontraba la copia en braille de “El Ángel de mi Muerte” de Gabriel, su último libro según habían anunciad...
Seguir Leyendo >>

Gabriel Angel - Capitulo I

Imagen
Esa noche vagaba bajo la lluvia por las frías y un tanto solitarias calles de... ¿en dónde estaba ahora? ¿España? ¿Tal vez Italia? ¿O era Roma? No era Francia ¿quizás Brasil? Que mas daba, en realidad me daba exactamente igual, cada país al que iba era solo por huir, únicamente para ello, no me importaba nada más que escapar de un pasado que me perseguiría por el resto de la eternidad como mi fiel compañero unido a la soledad por lo que los lugares en donde estaba casi siempre me daban igual. Mientras caminaba con el rostro escondido entre la capucha de mi nuevo abrigo escuche a una chica de quizás unos 20 años hablando por teléfono en una esquina, no entendía muy bien lo que decía, solo una frase que me hizo sonreír con amargura “necesito verte, me siento tan sola” pobre humana, mortal, ella jamás sería capaz de comprender lo que era la soledad, era muy joven y su vida sería muy corta para poder llegar a vivirla realmente. Acelere un poco el paso sintiendo los pies extraños por l...
Seguir Leyendo >>

Gabriel Angel - Capitulo II

Imagen
Continúe caminando mientras mi cabeza seguía insistiendo en lo imbécil que me vería yendo a rescatar a alguien que no estaba en donde creía, quise reír imaginando mi propia imagen desde fuera, siempre había sido un tipo muy divertido aunque había perdido la habilidad de reír o sonreír siquiera, continúe caminando mientras aun en mi cabeza seguía insistiéndome en que volviera a casa, que la pequeña criatura de la caja ya no estaba allí, que alguien de buen corazón había pasado la había visto y se la había llevado a su casa en donde estaría resguardada del frio y tendría un plato de comida caliente que comer antes de dormir tranquila en una gran y cálida cama. Si seguramente algo como eso había pasado y yo simplemente haría el ridículo porque me gustaba hacerlo, me repetí una y otra vez, como un mantra aprendiéndomelo, estudiándolo, recitándolo, aferrándome a las palabras como si fueran ese dios en quien ya no creía pero aun así sin detenerme, sin cambiar la dirección de mis larg...
Seguir Leyendo >>